2 de octubre de 2013

Presuposiciones

I

Qué se supone que deba decir
al verte
cuando cruzando la puerta y abriéndose las rejas
yo te encuentre.
vos seguro dirás que –lógicamente-
saldré a saludarte, te veré bien
te lo diré sonrisa de por medio
y lo preguntaré
por el simple recaudo de guardar formalidades (“todo bien?”)
sabrás responderme, que sí que todo bien
y preguntarás lo que se pregunta
por también la mera formalidad (“y vos”)
y mi cabeza obviará las mil solicitudes de posibles respuestas
y diré que también, que todo bien.
Acá vos decidirás, casi jefa
de lo que acontece bajo ese techo
si se ocurre otra pregunta,
si se desplaza algún comentario rasposo por tu lengua
(vos sabes del tiempo que hay de acá hasta esta esquina)
y sí, entonces, “tanto tiempo”
y hacerte saber al fin
lo que cruza mis ojos: “te ves bien”
y sí, lo sabías,
afirmativo
y qué bueno haberte cruzado
sí, que bueno, ya yéndote hacia tu sitio
el beso formal, la sonrisa que yo veo
en ese “ nos vemos” y vos sin verme, en realidad,
y saberte deseándome esa suerte
que yo ya pensaba perdida,
y encontrarte así, e igualmente,
pero que fue del todo mía y decírtelo
al fin, y que lo sepas
pero vos ya estabas yéndote
justo cuando te vi.

II

Ahora sí, de vuelta al verte,
ya sin presuposiciones
sólo la pragmática
de verte y vernos
sabrás qué decirme
me sabré sonriéndote.

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