29 de octubre de 2013

XVI

I

las palabras tan huérfanas de vos
se te asientan en el pelo
se te apoyan en los párpados
y se van sin decirte
lo que buscan
verdaderamente
en vos.
El perpetuo permanecer
ya encontrado: dispersas
entre las hojas
sobre el suelo tan lejano
me son ajenas,
y se ríen y la distancia
y cae la noche
y croan los sapos
y se duermen sobre el suelo
y son abismo

II

Mis palabras se han vuelto hojas
y por segundos pareciera
que se te caen a vos de la boca
como si las soltase algún árbol viejo
o las arrastrara el viento

Mis palabras se han vuelto hojas
y chocan con nuestros pies y lloran
amontadas a un costado
por alguna escoba vieja
y nos miran desde abajo
pidiendo que les demos una mano
o una cama
en algún libro viejo

Mis palabras se han vuelto hojas
y me lloran con el verde gastado
y me piden que las salve
o que las deje caer 
por lo menos
en la boca de tu boca
que ahí la salvación 

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