24 de abril de 2013

Es (a)hora


Andate. No te quedes acá.
No me perteneces, yo no te pertenezco.
O si no decime
en qué momento firmamos ese pacto tácito,
esa entrega forzada al uno y al otro,
al juego de sombras, de tormentas en cada esquina.
Andate. Que las puertas se abrieron,
ya las polillas se mezclaron en el aire, y son libres
y vos también, deberías.
Andate. Con qué pretexto te podes quedar acá,
con qué excusa justificas este martirio,
esta sumatoria de cadáveres.
No te quedes ahí estancado,
rondando los ida y vuelta, seduciendo en el medio de la noche
al conglomerado de tristezas.
Andate, te lo ruego.
La fragilidad de mi carne te lo ruega
las suturas en mi alma te lo ruegan
las llagas de mis poros te lo ruegan.
Dejame, por favor,
andate
tu cuerpo en mí es inerte, desposeído,
sólo un dolor de lo añejo, de pútrida quimera.


Dejame, ya es hora,
andate de mí esta noche, volvé a donde tu cuerpo descansa.







No hay comentarios:

Publicar un comentario