5 de julio de 2014

Mendigo en el andén

Desde la punta de zapatos ajenos
entre los chicles de antaño y colillas de cigarrillos:
“usté señorita, no tiene algo para darme?”

Alguien supo amarme alguna vez y se olvidó.
No la culpo, siempre se buscan mayores alegrías.
Errar es humano, y ella supo conciliar su suerte
lástima que la mía se olvidó de venir a buscarme.

“usté señorita, la que va con el bolsito
o usté la de pelo corto
o usté la de ojitos grandes
no tiene un poquito de amor para darme?
un abrazo ya frío, una caricia rasposa con la punta de los dedos
no tiene usté en sus bolsillos alguna intención de robarme una sonrisa?”

No busco afligir a nadie. Sólo espero.

Desde las piedras sucias de la catedral
a la altura de las palomas tristes y los escupitajos:
“mirá, no pido mucho…”

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