12 de junio de 2014

De cómo un poema serio se va destruyendo de a poco


Vuelvo hacia las raíces de un vos
donde encuentro tu rostro ciego de mí
(ya se, está difícil)
me caigo de nuevo a la cólera bruta de encontrarte y carajo perderte
como dijo alguna vez Manolito Benedetti (y acá se podría volver todo tan sencillo)

voy a los retazos de un cuerpo de unas manos de unos dedos fríos
aglomerados en torno a tu presencia estéril
donde difícilmente podrías reconocerte (y dudo también que estés entendido)

(y acá quiero que me leas sonriendo y levantando los hombros)
mis días lo de siempre, permutando esperanzas por la mañana en el medio del té
sin el dibujo de tu mano donde rescatar las tostadas
y a la hora del mediodía los ojos revoloteando tu risa nula
mientras yo voy navegando en papelitos (como éste)
colmados de vos sin dibujarte en realidad
y al caer la tarde son tantas las palabras llenas con tu nombre
que resuenan desde lo profundo de mis botas (dejate la sonrisa quieta y seguí)

vos así nomás sin peldaño hacia mí que me atraviese el alma
tranquila vas caminando los días enteros del mes

                                                        (y acá dale con toda la sinceridad y la ternura)
en cambio yo con solo poemas viejos prendidos al buso
cosa de encontrarte algún lunes cuando llueva
y decidas quedarte conmigo
porque vos también buscabas
o solamente porque te pintó. 

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