12 de marzo de 2014

Perro del amanecer

Me llevas hacia vos con solo aparecer tus ojos ante mí
vaivén de imágenes que ocupan una fracción de mi alma
ahí donde me tiembla la voz
y la tristeza se ocupa de poner un jarrón en el centro de mi pecho
veo tus manos jugando con las mías
veo tu pelo suelto y tu risa cuando cocinabas
veo también la mañana sola en que te di un beso
y hasta dónde escalamos horas después
y cómo se dibujaba un cielo aparte
sólo para convencernos de que eso es el amor
como dios se reía con nosotras
cuando jugábamos a encontrarnos con las luces apagadas
a encontrar tu corazón brillante, a hundir mis dedos en tu alma
a mojar con saliva los espacios que sobraban
a vestirnos nuevamente con las formas de nuestras manos
para luego perderlas en algún espacio del sueño
y despertar y mirar tus ojos
a veces dormidos, a veces dormida yo
hasta que el día nos juntara de nuevo
y qué difícil el colectivo hasta mi casa
pero qué fácil de nuevo saberme allá en tu cuadra
cuidando a la perra que no se vaya, queriéndote sin decírtelo
escuchando música, escuchándote
viéndote, sintiéndote en el sillón
en el patio,
en los instantes que parábamos para fumar un cigarrillo
y volver a empezar en la noche el rito,
recuperar los segundos perdidos
amoldar los cuerpos a un tiempo que no se desprendía
que no se soltaba de nosotras

y ahora el sólo recordarte
entregarme de lleno a las imágenes que se me aparecen
hasta que se abra la puerta y vea tu rostro
y de nuevo en tu nombre
poder sumergirme


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