Me asombra
la tranquilidad con que mirás.
La forma en que tus ojos
se quedan estáticos, y
vuelven a irse
casi asomándose de lejos
saludando a la distancia la cercanía
indescifrable.
Se recuestan
como los árboles de la peatonal,
buscando una almohada celeste
entre los edificios tan altos.
Y vos, en cambio:
dónde te recostás
bajo qué cielo, qué brazos
qué impureza
cuántas ausencias
dónde las lágrimas, la más grandes
La forma en que tus ojos
se quedan estáticos, y
vuelven a irse
casi asomándose de lejos
saludando a la distancia la cercanía
indescifrable.
Se recuestan
como los árboles de la peatonal,
buscando una almohada celeste
entre los edificios tan altos.
Y vos, en cambio:
dónde te recostás
bajo qué cielo, qué brazos
qué impureza
cuántas ausencias
dónde las lágrimas, la más grandes
dónde el inicio-rueda de tu misterio
hasta dónde el fin-finito de tu sombra
(Desde las remotas profundidades
mis brazos llamando.
Nunca hubo tanto cielo
hasta que vos.)
mis brazos llamando.
Nunca hubo tanto cielo
hasta que vos.)
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