8 de diciembre de 2012

Señora que le robaron un sueño


¡Me han robado un sueño! ¡Las cosas en este país están terribles! ¡Cómo a uno se le puede ocurrir robar un sueño, con lo que cuesta soñar hoy en día! Esto de ir a acostarse con la certeza de que uno puede aparecer y no sé cómo que te hace, te roba el sueño así como así, y vos te levantas con esa sensación de haber sido corrompido, y ante la almohada ya estas desnudo, ¡y yo sé que me lo robaron porque ni siquiera recordarlo puedo! Mi marido me dice que algo loca tengo que estar para pensar todo esto, y que dirigirme a la policía a hacer la denuncia sería únicamente para colmar de carcajadas el barrio, pero es que él no entiende, y yo le pregunto si a él nunca le pasó, pero por lo que parece hay gente que ya ha dejado de soñar. ¡Y es por eso que estamos como estamos! Gente que busca los sueños de otros por no poder crear los suyos, ¡quien iba a decir que llegaríamos a este punto! Y él que me dice que no sea ridícula, que cómo alguien podría robar lo que sucede en la cabeza de otro, que lo onírico es lo que escurre del inconsciente y yo lo que le digo es que no sea tan pragmático, que a mí me robaron un sueño en la misma forma que alguien roba una sonrisa o un suspiro, pero eso es distinto porque ya no pertenece si alguien las provocó, pero los sueños, ¡los sueños son de uno y nadie más! ¡Si no para qué lee uno antes de dormir, si no es para estar ahí dónde quiere ser leído! 
Mi marido no me entiende, y burlón me dice que me fije si no quedaron en algún rincón de la almohada o una arruga de la sábana, pero yo lo que voy a hacer es revisarle su cajón, a mí que no me venga con esas cosas y no vaya ser que me haya querido despistar, yo no lo culparía si es que lo hizo, pero si querría una disculpas en cambio, y que me devuelva uno por uno, porque la sensación de vacío en cada mañana no desaparece fácilmente. Imaginate la situación, vos descansando plácidamente en tu cama con la cabeza en cualquier horizonte, bajo un umbral de misterio, irracionalidad y colores, donde lo que sucede es parte de uno y lo sentís como tal, y de repente te despertas y no hay restos de lo que soñaste, sólo esa sensación de que te robaron algo, porque otra explicación no puede haber. ¡Robar un sueño, nunca lo hubiera imaginado! Me ha pasado varias veces ya, que me despierto con una sensación parecida, pero pensé que era algo que se perdía entre los párpados, porque varias veces los recuperé luego como un recuerdo a la mitad de la tarde, pero con lo que pasó esta mañana, ¡estoy convencida de que fui hurtada todo este último tiempo! Yo no sé a quien se lo podría ocurrir hacer algo como esto, tanta crueldad, porque me podrían haber sacado plata o el último reloj o un anillo, pero desvalijar a alguien de su quimera interna, de esa fiesta que organiza el inconsciente para los miedos y las fantasías, ese flujo interminable de imágenes y cadáveres de sensaciones, los tiempos en desorden… ¡Por Dios, el mal que le hacen a una al dejarla sin sueños! ¡Y encima no tener a quién recurrir! Porque un niño puede comprender tu desorden y tu dolor, pero no puede hablar dentro de parámetros de legalidad ni defenderte de algún presunto ladrón, y cualquier otra persona que padezca de adultez, bueno la misma palabra ya lo dice todo.
 ¡Qué voy a hacer ahora sin el sueño de hoy! Yo le vuelvo a preguntar a mi marido, si es que por casualidad no escucho o vio algo antes de que nos acostemos, pero él ya no me responde siquiera, y yo acá con un miedo terrible de volver a soñar esta noche. Quién podrá haber sido, si la alarma quedó prendida y las puertas estaban bien cerradas, tal vez por mi ventana… Si, por mí ventana, estuvo abierta, ¡pero qué trabajo tan sigiloso! ¡Debe ser un artesano del robo! O un hijo de puta, claro está, el país está lleno de hijos de puta, andar dejando a una mujer como yo sin sueños. Ya perdí mis esperanzas, no se puede confiar en nadie, ¡si hasta de mi propio marido desconfío! ¡Y no es por porfiada si no porque ese hombre ya no sueña!
 El país está hecho cualquier cosa, con tantos que parecen zombies y otros tantos que deben andar por ahí profanando sueños ajenos y cuando uno menos se lo espera, plaf, le desaparecen el sueño. Ahora comprendo porque tanta gente sueña despierta, para que no los agarren con la guardia baja, demasiado corajudo el que se atreva a hacerlo en plena luz del día, pero igual hay cada hijo de puta… A estas instancias ya no existe la justicia ni alguien que ponga orden en este país, y Dios está tan harto de nosotros que ya no es garante de nada, debe ser que él está tan sólo y no sueña, que ya ni siquiera le interesa nuestra propia soledad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario