12 de noviembre de 2012

La espera


Y salirse de donde queman las sombras.
Abrirse pasos entre las espinas,
arrancar a los ratones que hacen el amor en nuestra lengua,
vomitar la sopa de palabras
sin pensar en el futuro de la alfombra;
dejar que las paredes se destiñan
y que el pico de la canilla sea el único sonido de la sala.
Sentarse en el sillón del living
con una copa en la mano
y llorarla entera
hasta que la luna se apiade
y baje suspirando a compartir la tristeza,
a calibrar la sustancia
de la que están hechos los cuerpos a esa hora de la noche.

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