Mis dolores de cabeza tienen nombre y apellido.
Las cortinas del living se pelearon con mi sombra y se
quieren ir por la ventana.
El resfrío que tengo pertenece a la ausencia de un abrazo en
la noche de antenoche,
y mi estómago estremece al sentir un corazón que no es el mío.
Mis pies se enojaron tanto que se ampollan al usar un zapato,
y mi estómago estremece al sentir un corazón que no es el mío.
Mis pies se enojaron tanto que se ampollan al usar un zapato,
y los mosquitos comenzaron a zumbarme la revancha en el
oído.
Las calles no me reconocen y la luna no me saluda,
motivo por el cual el sol se me ríe a carcajadas.
El pelo se me cae al mismo ritmo en que estornudo,
y las uñas me crecen a destiempo y con bordes anaranjados.
y las uñas me crecen a destiempo y con bordes anaranjados.
Las manos me reclaman algo que no tengo,
y mi pieza guarda un desorden que se corresponde con el de
mis intestinos.
Y ante tanto despelote
Yo creo
que de vez en cuando
es de valiente sonreírle al espejo.
es de valiente sonreírle al espejo.
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